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EL REINO

Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Mateo 28: 18

Jesús al recibir potestad, recibe poder del Padre. Tener poder implica tener autoridad, así que, Jesús no solo tiene autoridad, ES también AUTORIDAD. Entonces, tomando en cuenta los elementos del reino: rey,  sujetos, leyes, territorio.

Jesús tiene autoridad como Rey sobre nosotros como sus súbditos, por lo tanto, Él reina en nosotros y a través de nosotros, que somos su iglesia para llevar su reino a nuestro territorio.

El problema, básicamente, no es saber sobre Jesús como autoridad, tampoco el conocer que Dios sea nuestro Rey. Esto ya está conocido por nosotros. CoramDeo, nos ha mostrado hasta ahora lo que ya conocemos sobre el reino.

 

También nos dice la Palabra: Desde entonces Jesús comenzó a predicar y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Mateo 4: 17

 

El reino de Dios no está cercano, tampoco que está por llegar, si no, que ya está entre nosotros. Es para nosotros. Es para este tiempo. Es para el lugar donde cohabitas con otros.

Entonces, está sobreentendido que el reino de Dios debe afectar no solo mi corazón y mi mente, si no también, nuestras posesiones, nuestros proyectos de vida, nuestros ministerios, familias y la nación toda.

El reino de Dios se debe establecer como un estilo de vida. Esto a veces es incomprendido, ya que el Reino de Dios viene para transformar vidas y como consecuencia para sacarnos de un reino de oscuridad a un Reino de Luz. 

Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. 1 Pedro 2:9

Sabemos del enfrentamiento del Reino de Satanás contra el Reino de Dios. Este conflicto es el que sostenemos día a día. Es necesario saber a que Reino pertenecemos o al menos, cual influye en nuestras vidas. Si el Señor nos llamó De las tinieblas, entendemos estar en el Reino de Luz. Sin embargo, podemos estar en ese Reino, pero no siempre pertenecer a él. Tengo un ejemplo. En mi país (Perú), viven muchos venezolanos. Están en Perú, pero, no pertenecen a él. 

Así que, no siempre vivimos como que pertenecemos al Reino de Dios, puesto que vivir el Reino de Dios, es vivir bajo la autoridad de Dios, bajo su voluntad, bajo el gobierno de nuestro Rey, y esa es la cuestión. Ahí se presenta el reto para cada uno de nosotros como parte del pueblo de Dios. Hacer del Reino tu respirar diario, tu motivación de vivir cada día. Permitir el actuar de Dios en mi vida. Que el resultado de mis pensamientos y de mis comportamientos sean conforme al diseño del Reino. Ahí está la transformación verdadera. 

LA IGLESIA

 

Recibir a Jesús como Salvador y redentor, está bien. Esta experiencia nos hace formar parte de la iglesia. Eso hemos aprendido o, mejor dicho, eso nos han enseñado. Sin embargo, no es el todo el recibir a Jesús si sólo es tu salvador y no tu Señor. Cuando vivimos solo en el recibir a Jesús, nos volvemos
obsoletos, sin perspectivas de vivir el reino, vivimos aceptando medias verdades o completas mentiras. Cuando pasa esto, la Historia transformadora no puede actuar en nosotros. Entonces la Iglesia actúa religiosamente, no crece, no se expande y menos, transforma vidas.

Es necesario que el Reino sea una experiencia con Jesús como Señor, es decir, como gobernador de todo lo que somos. Ocurre que algunos aún no le hemos permitido a Jesús ser el dueño de todo lo que somos y tenemos. Eklessia, es el término griego del cual nace el vocablo iglesia. Es la asamblea de los hijos de Dios, es la reunión, pero más que una asamblea física, es una asamblea espiritual para trascender de manera práctica en las sociedades. La iglesia es esa ventana por donde podemos apreciar el reino de Dios, en todas sus facetas, para que pueda llegar al hombre quebrantado de manera

holística y éste, al reino de Dios.

La iglesia debe ser el momento, no el lugar, donde el discipulado y la formación del creyente debe ser una constante para ejercer el servicio a Dios y a la comunidad. Un discipulado que contrarreste los argumentos de la cultura que vive con una equivocada cosmovisión.

Por lo tanto, Coram Deo no es una idea para desestimar. Es más que un pensamiento, es un estilo de vida que nos debe llevar a existir de forma disciplinada y a la praxis de los principios divinos en todo lo que tenemos y hacemos en el día a día, en todas las esferas de la vida.

Autoria de Antonio Serna, Ica Perú

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