COVID-19: Una oportunidad para demostrar compasión

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¿Cómo deberían responder los cristianos y las iglesias cristianas a la pandemia global del Covid-19?

Me gustaría animarnos a ver esta crisis como un oportunidad como ninguna otra en nuestra vida; una oportunidad para amar y servir a nuestros vecinos atrapados por el dolor y ansiedad, aislados, que necesitan ayuda.

En el pasado, las pandemias como el Covid-19 eran llamadas “plagas”. Nosotros no hemos experimentado una plaga global como esta, pero ciertamente no es algo nuevo en la historia de la humanidad.

Las pandemias y todas las formas de enfermedad son consecuencia de la Caída. Al igual que los diluvios y terremotos, son aquello que los teólogos llaman “mal natural”. El apóstol Pablo habla acerca del mal natural en Romanos 8:21-23. Dios, desde luego, no es indiferente hacia este mal. Cristo murió en la cruz para vencer al mal de una vez y para siempre.

Aún así, en este tiempo entre la cruz y el retorno final de Cristo, el mal continúa siendo una realidad desgarradora. ¿Por qué? Ciertamente no porque Dios no tenga poder sobre el mal, o porque a Él le falte compasión. Él retrasa su juicio final sobre el mal por misericordia. Dios es “paciente…no queriendo que ninguno perezca, pero que todos lleguen a arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).

Pero su paciencia no durará para siempre. Cuando Jesús regrese, el mal será erradicado, las heridas sanadas, las lágrimas secadas; el mundo será hecho de nuevo. 

Esperamos con impaciencia este día; hasta entonces, recordemos que Dios es más poderoso que el mal.

Él trabaja para hacer el bien, para completar sus propósitos en la historia. Eso es lo que está haciendo ahora.

Con esto en mente, ¿cómo respondemos a la pandemia del COVID-19?

Amor incomparable en la iglesia primitiva

En los días de la iglesia primitiva, terribles plagas se extendieron el Imperio Romano. Miles, tal vez millones, murieron. La iglesia respondió increíblemente. Amaban a sus vecinos no creyentes con sacrificio, cuidando de los que contraían la enfermedad, incluso a costa de sus propias vidas. Lo hicieron porque Dios les amaba tanto que entregó a su propio Hijo para que pudieran vivir. Él los llamó a responder a ese asombroso amor y gracia amando a sus vecinos, incluso a aquellos abandonados que morían solos en las calles por las plagas.

Eso requiere valor, ¡pero ellos tenían valor porque ya no temían a la muerte!

La resurrección de Cristo venció a la muerte. Como sus hijos amados, sabían que había vida más allá de la tumba. Aquí el apóstol Pedro describió esta esperanza bendecida:

Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. 1 Pedro 1:3-5

El amor abnegado impactó al mundo y a la iglesia

El amor valiente y sacrificial y el servicio que la iglesia primitiva demostró fue absolutamente sin precedentes en la historia de la humanidad. Rodney Stark, en su magnífico artículo The Rise of Christianity: How the Obscure, Marginal Jesus Movement Became the Dominant Religious Force in the Western World in a Few Centuries [El Auge del Cristianismo: Cómo el Oscuro y Marginal Movimiento de Jesús se Convirtió en la Fuerza Religiosa Dominante en el Mundo Occidental en Pocos Siglos], demuestra que la respuesta de la iglesia primitiva a estas plagas fue el catalizador central de su exponencial crecimiento, ¡al punto de que el Imperio Romano al completo fue transformado por el amor de Cristo!

MIRA LO QUE ENSEÑA DARROW MILLER SOBRE ESTO:

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