En la actualidad existen más iglesias y más cristianos en el mundo que en cualquier otro periodo de la historia. Pero ¿de qué sirve? La pobreza y la corrupción siguen rampantes en los países en vías de desarrollo que ya han sido evangelizados. La mediocridad moral y espiritual impera en el Occidente “cristiano”. ¿Por qué? Porque los creyentes no tienen la “mente de Cristo”.
Lo mismo que les aconteció a los discípulos, la “levadura” mundana de nuestra cultura nos moldea en formas que no solemos reconocer. Todos tenemos una perspectiva, un modelo mental del mundo. Este conjunto de ideas y suposiciones perfilan nuestras decisiones y determinan, en definitiva, la clase de vida que llevamos. La Cosmovisión del Reino de Dios explora la perspectiva bíblica de toda nuestra vida; de ahí que entender dicha cosmovisión y vivir conforme a ella sea fundamental para llevar una vida fructífera y abundante – una vida que Dios puede usar eficazmente para transformar familias, comunidades y naciones.