Más mujeres en el mercado laboral; ¿menos nutriendo el mercado laboral del futuro?

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¿Qué dijo que trajo una ovación en pie de todo el gobierno? “Todos los estadounidenses pueden estar orgullosos de tener más mujeres que nunca en el mercado laboral”.

El congreso se puso de pie y aplaudió, pero no todos. Dennis Prager, un comentarista cultural y político judío, no estaba aplaudiendo.

Antes de que pasemos a los comentarios de Prager, déjame decir un par de cosas acerca del concepto de “mercado laboral”.

Cuando las feministas modernas dicen que la mujer debe dejar el hogar para entrar en el mercado laboral, quieren decir que el mercado es el único escenario en el que las personas trabajan. Si no ganas un salario, no trabajas. Esto es erróneo y degradante.

Las madres amas de casa trabajan muy, muy duro, quizás más que muchas que están en el “mercado laboral”. Las palabras del Presidente Trump, y la respuesta unánime del Congreso, indican la visión limitada de la sociedad acerca del rol que las madres juegan en la vitalidad de la economía de la nación. De hecho,hay quien argumenta que las amas de casa y madres son inmorales por no estar en el mercado laboral.

Como ha declarado la periodista de economía galardonada y nominada al Pulitzer, Ann Crittenden:

Si la mayor parte de nuestra prosperidad nacional refleja la productividad de nuestro capital humano, entonces las personas que proveen de atención primaria a los niños son la fuente más importante de nuestros bienes económicos más valiosos…Las madres conscientes son agentes clave en el terreno del crecimiento económico, las estrellas que nunca son cabeza de cartel.

La mayoría de mujeres, y todas las madres, están en el “mercado laboral”. Pero no todas las aportaciones de las mujeres a la sociedad son reconocidas. Básicamente, sólo las mujeres que traen a casa un salario son valoradas en nuestra sociedad moderna, materialista y feminista.

¿Por qué se opondría alguien a que haya más mujeres en el mercado laboral?

Volvamos a la columna de Prager en respuesta a la columna del Presidente, titulada “No ‘Todos Los Estadounidenses’ Están ‘Orgullosos De Tener Más Mujeres Que Nunca En El Mercado Laboral’”:

Por el motivo que sea, tanto el hecho de que haya más mujeres en el mercado laboral que nunca antes, como el hecho de que Trump pensara que mencionarlo daría reconocimiento a su administración, constituyen una victoria para la izquierda feminista. Lograr que las mujeres dejen el hogar para ir a un puesto de trabajo ha sido uno de los objetivos centrales del feminismo moderno. [Para más información sobre las diferencias que hago entre las feministas modernas y las otras dos olas del feminismo, haz clic aquí].

Las feministas niegan esto, alegando que no prefieren que las mujeres trabajen fuera del hogar; solo quieren que las mujeres tengan la opción de hacerlo. Pero si eso fuera verdad, ¿por qué los Demócratas en el congreso, las damas de blanco, todas feministas, saltaron y lo celebraron?

La respuesta es obvia: Las feministas consideran a las mujeres que renuncian a hacer una carrera para cuidar de su hogar, de sus hijos y de su marido como inferiores a las mujeres que dan prioridad a su carrera. (…)

¿Qué pasaría si todas la mujeres en América estuviesen en el mercado laboral? ¿Estaríamos orgullosos de esto? Según la lógica de “más mujeres que nunca”, deberíamos estarlo.

Por otro lado, si el presidente ha dicho, “Todos los Americanos pueden estar orgullosos del hecho de que más mujeres que nunca pueden escoger si trabajar dentro o fuera de sus hogares”, eso sería cierto. Eso es algo que yo, también, habría celebrado. [Y yo también lo habría hecho.]

Algunas consecuencias de que haya más mujeres en el mercado laboral.

Al final de su comentario, Prager hace una serie de preguntas que necesitan ser respondidas antes de corroborar la declaración del Presidente Trump.

Así que, sí, más mujeres que nunca están en el mercado laboral. Pero antes que nos pongamos en pie y lo celebremos, vale la pena preguntar:
– ¿Son las mujeres más felices a día de hoy?
– ¿Les va mejor hoy en día a las familias?
– ¿Los matrimonios son más felices con las esposas en casa o en el mercado laboral?
– ¿Los jóvenes crecen más felices y mejor adaptados con sus madres en casa o con sus madres en el trabajo?
– ¿Está dificultando el énfasis de la sociedad en el trabajo y la carrera profesional que más mujeres jóvenes se casen y tengan hijos?
– ¿Está la sociedad mejor o peor cuando una cifra récord de mujeres deja el hogar para entrar en el mercado laboral?”

Para ver su maravillosamente claro y desafiante comentario, entra aquí.

Mientras leía el artículo de Prager, se me ocurrió que tal vez sus preguntas de sondeo no estaban profundizando lo suficiente.

El otro día, Frank Stephens, atleta paralímpico que nació con Síndrome de Down, respondió a la reciente campañade infanticidio por parte de dos gobernadores.

Acerca del aborto: no quiero hacer que sea ilegal, quiero hacer que sea impensable. Los políticos cambian las leyes. Yo quiero cambiar los corazones de la gente. Quiero cambiar los corazones de la gente, cambiando a una vez sus mentes y corazones.

La comprensión y coraje de Stephens para hacer tal declaración en la sociedad amoral de hoy me impactó profundamente. Él está en lo correcto. Necesitamos hacer que el aborto sea ilegal, pero que no sea meramente una cuestión de política. Necesitamos llegar a la raíz, al paradigma y al fundamento. Las personas con síndrome de Down llevan la imagen de Dios. Toda vida humana es preciosa. El aborto debería ser impensable. Para ver la declaración de Frank en contexto, vea este breve video:

La nación necesita a quienes crían

Para ver el aborto como algo impensable hay que tener un entorno mental diferente, un entorno que entienda la vida humana como sagrada y, por lo tanto, el aborto como algo impensable. ¿Qué tiene en la mente una mujer embarazada con respecto a su vientre? Si su mente está formada por Darwin, entonces tiene un inconveniente en su vientre, algo a extirpar mediante un procedimiento médico. Si su mente está formada por la realidad, lo que lleva en su vientre se entiende como un ser humano tanto único como vivo, un bebé que debe ser criado.

Paralelamente, Prager pudo haber hecho más preguntas.

– ¿Deberíamos celebrar que haya más mujeres en el mercado laboral?
– ¿Deberíamos celebrar porque más mujeres tienen la libertad de optar por el mercado laboral?
– ¿Deberíamos celebrar cuando más mujeres tengan libertad para elegir ser amas de casa y madres?

O

– ¿Deberíamos celebrar cuando más mujeres elijan ser amas de casa y madres?
– ¿Deberíamos celebrar cuando más mujeres reconozcan sus naturalezas dadas por Dios como criadoras y anhelen ser madres, quienes son criadoras de naciones, ya sea la más pequeña de las “naciones”, una familia o una gran nación como tal?

Es la maternal feminista Lydia Sigourney quien nos recuerda la gran comisión de las madres:

Incítala a aquellas virtudes que promueven la permanencia y la salud de las naciones. Hazla responsable por el carácter de la próxima generación. Dale su cargo solemne en presencia de hombres y de ángeles. Guárdala con toda la armadura de la educación y la piedad, y ve si no es fiel a sus hijos, a su país y a su Dios.

La crianza está enraizada en la naturaleza divina de Dios.

El corazón materno es responsable de “promover la permanencia y la salud de las naciones”; ella es responsable del carácter de la próxima generación. De hecho, la crianza y cuidado se fundamentan en la naturaleza divina de Dios. Son la raíz primaria de la vida misma.

¿Es la naturaleza de cuidado y crianza algo bueno?¿Algo para ser celebrado y no despreciado? ¿No podemos tener en nuestro espacio mental abrazar lo materno como una virtud, y no rehuírlo como una trampa a evitar a toda costa? Leer más aquí.

¡Gracias, Frank Stephens y Dennis Prager, por desafiar nuestras presuposiciones, pensamientos y acciones!

– Darrow Miller

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