Singapur: ¿Un adelanto de la Nueva Jerusalén?

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Singapur, cuya gente ha bautizado la “ciudad-jardín”, es una de las ciudades más hermosas del mundo.

No siempre ha sido así.

El 9 de agosto de 1965, cuando Singapur obtuvo la independencia de Malasia, era una nación tercermundista sucia, infestada de crimen, corrupta, pobre, superpoblada, inhóspita y privada de recursos, establecida en una isla de 740 kilómetros cuadrados, cerca del 60 por ciento de la superficie de la ciudad de Nueva York.

Hoy, apenas 50 años más tarde, Singapur es uno de los países más hermosos, limpios, sostenibles y prósperos del mundo, con la tercera renta per cápita más alta.

En menos de dos años, después del nacimiento de la nación, y un mes antes de que Singapur acuñara su primera moneda (12 de junio de 1967), el primer ministro Lee Kuan Yew (también conocido como “Jardinero Jefe”) comunicó su visión: Singapur se convertiría en “una ciudad-jardín con flores y árboles, y tan pulcra y limpia de basura como sea posible…”, determinó.

… para transformar Singapur en una ciudad con abundante y exuberante vegetación,, y un ambiente limpio a fin de hacer que la vida sea más agradable para la gente. También concibió que la presencia de amplias zonas verdes en un ambiente libre de basura significaría que Singapur era una ciudad bien organizada, y por tanto un buen destino para el turismo y las inversiones extranjeras.

En años más recientes, la Autoridad de Rediseño Urbano fue establecida y se le asignó la responsabilidad de continuar con la visión de Lee. Su misión es “hacer de Singapur una gran ciudad para vivir, trabajar y jugar”.

Este desarrollo centrado en la gente fue instaurado y revisado por tres grupos comprometidos a dicha visión: líderes de la comunidad, líderes de empresas y el gobierno. Darío Hidalgo informa que este plan:

… incluye desarrollar la ciudad de tal modo que provea conexión con los demás, oportunidades para la interacción social, acceso a numerosos servicios y un entorno inclusivo. Estos elementos en el plan actual (2013) se traducen en desarrollos muy concretos, como la construcción de hogares asequibles, crear zonas verdes, incrementar la mobilidad y la interconexión de transportes, respaldar esta vibrante economía con buenos empleos, y dedicar recursos a la preservación del medio ambiente.


La meta de este plan maestro es mantener una proporción de una hectárea de zona verde por hectárea de terreno urbanizado. El fuerte progreso hacia esta meta se ve reflejado en los numerosos parques y bulevares, zonas peatonales y carriles para ciclistas, y los enormes espacios que siguen siendo terreno forestal pese al rápido desarrollo de la ciudad.

Un reciente documental, Diseñando Nuestra ciudad: Planear un Singapur Sostenible, facilita una mayor comprensión de la situación que actualmente afronta el moderno Singapur.

Mientras que nuestros desafíos de hoy son inmensamente diferentes de los de 1960, nuestra prioridad sigue siendo la misma: proveer para el crecimiento económico y una buena calidad de vida, mantener un entorno limpio y ecológico, y hacer el mejor uso posible de nuestros recursos. Lo que ha guiado constantemente nuestro enfoque es una planificación a largo plazo, holística e integral, lo que nos permite tener en cuenta las futuras necesidades de desarrollo mediante un proceso de planificación integrado. Nuestros objetivos son:

Económicos: Sostener una economía robusta y vibrante.

Sociales: Proporcionar una buena calidad de vida y un sentido del bienestar para todos.

Ambientales: Desarrollar de forma ecológicamente responsable.

Tierra y mar: Optimizar nuestras limitadas cantidades de tierra y de espacio marítimo.

Singapur quiere convertirse en una ciudad y en un jardín

Hidalgo escribe sobre el resultado de esta visión de una ciudad-jardín y su amplio, exhaustivo e intencional Plan de Desarrollo Estratégico:

Singapur está ahora en la tercera posición en PIB per capita, con 60,799, y es el número 18 en el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas. El país se considera el más seguro del mundo, con 0.3 homicidios por 100,000 personas. En comparación, Estados Unidos tuvo 4.3 homicidios por 100,000 personas en 2011. Singapur también puntúa muy alto en seguridad en carretera, con 4.46 fallecimientos por cada 100,000 personas en 2010, una cifra inferior a la de Suecia (5.52).

Para saber más: Urbanism Hall of Fame: Lee Kwan Yew shaped Singapore as the “Garden City”.

Con su meta de ser una ciudad-jardín muy presente, Singapur se enfoca ahora a convertirse en una ciudad y en un jardín.

El CEO del Consejo Nacional de Parques de Singapur, Poon Hong Yeun, explica la diferencia: “Es como decir que mi casa tiene un jardín, o que mi casa esté en mitad de un jardín. Lo que significa que tiene vegetación por doquier, así como biodiversidad, incluida fauna salvaje, todo siempre a tu alrededor.” Para saber más, vean “Singapore aims to become a city in a garden.”

El Primer Ministro Lee ha sido valorado por algunos observadores occidentales como un “dictador benevolente”, y ha gobernado con mano dura. Sin embargo ha mantenido una humildad destacable, viviendo con sencillez (en la misma casa y con el mismo mobiliario por 40 años) y relacionándose “humildemente” con su servicio doméstico. Fue conocido por su absoluta oposición a ser corrompido. Lee fue un líder visionario que sirvió a su pueblo altruistamente. El hecho de que Singapur pasará de ser una de las naciones más pobres de Asia a uno de los países más seguros, limpios y prósperos del mundo es tanto un tributo al liderazgo de Lee como un modelo esperanzador para las naciones empobrecidas de hoy.

Me fascina la historia y el desarrollo de esta visión en pro de una ciudad-jardín. Singapur es única en este respecto, por lo que yo sé. Sin embargo es una visión del reino. Después de todo, la visión consumidora de la Biblia es la venidera Ciudad de Dios, la Nueva Jerusalén, presentada también como una ciudad-jardín (o acaso una ciudad dentro de un jardín).

Por muchos años, he comprendido que el Telos, la consumación de la historia, es la Ciudad de Dios (Hebreos 11:8-10), La Nueva Jerusalén (Ap. 21:1-2) que es también una Ciudad-Jardín (Ap. 22:1-3):

Y me mostró un río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero, en medio de la calle de la ciudadY a cada lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce clases de fruto, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol eran para sanidad de las naciones. Y ya no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará allí, y sus siervos le servirán.

Nuestra historia empieza en Génesis y termina en Apocalipsis. Empieza en un Jardín y termina en una Ciudad-Jardín.

Génesis 2:10 habla de un río que riega el Jardín del Edén. Pero el jardín no ha de quedar en su estado “natural”. Génesis 2:15 afirma que el hombre (y su familia venidera) debían “trabajar en él y cuidarlo”. Esto es parte de la Comisión Cultural dada a los seres humanos de tomar lo que Dios ha creado y hacer algo de ello. Esto requiere tanto trabajo, para progresar, como cuidado, para conservar.

El jardín representa la conservación, el lugar de la naturaleza, la belleza, la tierra, la salud, los cielos abiertos y los espacios abiertos. La ciudad representa el progreso, el lugar de reunión para la gente, el lugar del comercio, la creatividad, las nuevas ideas y nuevos mundos, del arte, la sinfonía, y la ciencia y tecnología.

La comisión cultural transforma el Jardín en una ciudad-jardín. Esto contrasta en sobremanera con la violación de la tierra para el consumo humano que crea ciudades sin jardines, el entorno destituido, estéril y muerto de muchas de las ciudades del mundo hoy. Los materialistas a menudo quieren “progreso” sin conservación.

Esta visión contrasta también con la visión radical “verde” de la tierra sin seres humanos. Los “verdes” a menudo quieren conservar sin progreso. Recientemente leí el eslogan: “Los humanos son un cáncer para el mundo. Los auténticos ecologistas son la gente que se eliminan a sí mismos de la faz de la tierra.”

La Ciudad-Jardín al final de la historia es la meta definitiva de la Comisión Cultural, dada a los seres humanos para trabajar y para hacerse cargo, para progresar y conservar. Quizá la imagen de Singapur como la Ciudad Jardín pueda ser un modelo humano de una realidad del reino.

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